domingo, 23 de septiembre de 2012

Juego de palabras: LATIUM, MALUIT





Templo de Saturno en el foro romano

Cuando Virgilio, relata en su Eneida la llegada de Eneas a la tierra prometida del Lacio, que en latín llamamos Latium, pone este hermoso topónimo en relación con el verbo latino que significa “esconderse” o “estar latente”, latet. Una vez más, nos encontramos ante los parecidos fonéticos que invitan a pensar en una relación que transciende la mera semejanza: Latium y latet. Fue nada menos que Saturno quien estuvo oculto o latente en el Latium, pero aquel lugar no se llamó así hasta que el propio Saturno “prefirió” este nombre sobre cualquier otro, agradecido por la seguridad que la había brindado. Curiosamente, la forma verbal “prefirió” en latín se dice MALUIT, y este verbo conforma un perfecto anagrama con la palabra LATIUM. ¡Cuántos juegos de palabras en tan sólo dos versos de la Eneida! Pero cabe establecer, no obstante, dos tipos de juegos para relacionar las palabras, bien por su supuesta etimología (es el caso de Latium y de latet), bien por la recolocación de las letras, o los anagramas (el caso de LATIUM y de MALUIT). En el primer caso, estamos ante una forma primitiva de morfología, pues la base de la palabra puede modificarse con terminaciones distintas, mientras que en el segundo caso son todas las letras, sin exclusión, las que danzan alegremente para recombinarse.
*Tomado de un artículo de Francisco García Jurado

sábado, 22 de septiembre de 2012

Concepción y Concha

El hipocorístico, o nombre cariñoso y familiar, de Concepción, Concha, tiene una historia curiosa. De hecho, surge de un error. Llamar "Conchas" a las "Concepciones" procede de una mala interpretación. En Italia empezó a llamarse a las muchachas nacidas el día dedicado a la Inmaculada Concepción con el nombre de Concepta, término latino que en italiano se pronuncia Conchetta, y que se pronunciaba a la italiana en lengua valenciana. Así empezó a llamarse a las Marías de la Concepción María Concepta < Conchetta. Al pasar la costumbre a Castilla, los hablantes castellanos supusieron que Conchetta era diminutivo de concha, error del que nació ese nombre. A crear tal confusión contribuyeron también los pintores y escultores que representaban a la Virgen naciendo de una concha, como una nueva Venus. Hay que decir, de paso, que la advocación mariana que celebramos en la actualidad se refiere a la concepción de María en el vientre de Santa Ana, su madre, concepción que de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia se haría sin mancha, sin mácula: inmaculada, es decir, no dañada por la secuela del pecado original. Por lo tanto, nada tiene que ver esta "concepción" con la de Jesús en el vientre de la Virgen María.

* Tomado de Celdrán, Pancracio: Diccionario de Manías y Superticiones, Edit. Viceversa, Madrid, 2011 pág. 126

Inmaculada Concepción de Murillo