viernes, 2 de diciembre de 2011

Saturnales (1)


Del 17 al 23 de Diciembre tenían lugar en Roma las Saturnales (Saturnalia), fiestas en honor de Saturno, en un principio dios de la agricultura y las cosechas. Con el tiempo fue identificado con el griego Crono, dios del tiempo. Ese dios tenía un templo en el Foro, donde se depositaba el tesoro público. En él se alzaba una imagen del dios, cuyo pedestal estaba rodeado por una cinta de lana, para impedirle que abandonara la ciudad.
  Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo del dios y se liberaba el pedestal de su estatua de la cinta de lana. En la ciudad reinaba una alegría desenfrenada: se suspendían las sesiones del Senado, se cerraban los tribunales, se daba vacaciones a los escolares, se aplazaba la ejecución de sentencias de muerte; se invertían las clases sociales y los esclavos, ataviados con las ropas de sus señores, se sentaban a la mesa, donde eran servidos por sus amos, a los que criticaban, sin temor al castigo, se realizaban sorteos de lotería y se levantaba, durante estos días, la prohibición que pesaba sobre los juegos de azar; los ciudadanos se invitaban a comer unos a otros y se intercambiaban regalos, también se celebraban banquetes públicos y en el anfiteatro tenían lugar combates de gladiadores.
En los banquetes se sorteaba el cargo de princeps Saturnalicius que daba mandatos irónicos y burlescos a sus temporales súbditos, imponiendo su voluntad. «Una vez que los dados deciden que seas el rey, tienes derecho a que nadie te imponga ninguna orden ridícula y, sin embargo, tú puedes ordenar a quien se te antoje que diga algo vergonzante acerca de sí mismo, puedes ordenar a otro que cargue a hombros a la flautista y la pasee por la casa»(Luciano, Saturnalia IV).

En el siguiente epigrama del poeta Marcial dedicado al final de las Saturnales aparece resumido el ambiente de estas fiestas:

Iam tristis nucibus puer relictis       
clamoso revocatur a magistro,           
et blando male proditus fritillo,        
arcana modo raptus e popina,           
aedilem rogat udus aleator.                
Saturnalia transiere tota,                    
nec munuscula parva nec minora                                           
misisti mihi, Galla, quam solebas.        
Sane sic abeat meus December:             .
scis certe, puto, vestra iam venire        
Saturnalia, Martias Kalendas;               
tunc reddam tibi, Galla, quod dedisti.

Ya el muchacho entristecido por dejar las nueces
es reclamado por el chillón maestro,
y el jugador traicionado por el tentador cubilete
echado fuera sin más de su clandestino tugurio,
pide perdón borracho al edil.
Ya se acabaron las Saturnales
y no me has mandado, Gala, ningún pequeño regalito,                                   
ni siquiera más pequeño que los que solías
Pues bien. Que se vaya en buena hora mi diciembre.
Sabes muy bien, creo, que ya se acercan vuestras
Saturnales, las calendas de Marzo*;
Entonces te devolveré, Gala, lo que me has regalado         
             

Marcial, Epigramas, V, 84    Traducción de Enrique Montero Cartelle                 

* En la Matronalia de Marzo la costumbre era hacer regalos a las mujeres

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